“No creo en los psicólogos”
He oído repetir esa frase tantas
veces que casi puedo adivinar cuando va a ser pronunciada. Y creedme,
cuando eso ocurre, mis labios se arquean levemente, pronunciando una
sonrisa que en realidad esconde una sonora carcajada. No me
malinterpretéis. A veces, está bien decir lo que uno piensa, pero
aún está mejor pensar lo que uno dice.
Si en ese momento, tras oír
semejante idiotez, mi honestidad saliera a flote, probablemente algo
maravilloso, como lo es una arrolladora carcajada que te nace desde
lo más hondo de tu ser, liberando un torrente de endorfinas que te
sacude hasta el alma, para aumentar estratosféricamente tus niveles de
alegre bienestar...Pues como digo, probablemente, y sólo
probablemente, si eso ocurriera, el autor de dicha sentencia podría
cuestionarse su certeza, sumándose al festival del humor...Dios nos
libre de semejante atrevimiento, que las ideas prejuiciosas son el
baluarte de muchas vidas, ¿Y quién soy yo para arrebatárselas?
Lo que sigue es divertido: después de haber
pronunciado esa frase con una rotundidad sentenciadora, la persona suele
sentirse culposa, necesitada de aclarar no-se-sabe-muy-bien- qué o de
compensar lo que de alguna manera intuye como un agravio. Pero nada
más lejos.
Las palabras nos delatan. Somos lo que
decimos y más que retratar nos retratamos.
¿Creer en los psicólogos? ¿Acaso
somos un dogma de fe? No, ni obramos milagros. Dios nos guarde...
Probablemente, cuando uno hace tal
afirmación, en realidad lo que está diciendo, sin siquiera saberlo,
es que no cree en sí mismo ni en sus posibilidades de cambio. En
tal pobre concepto se tiene.
El psicólogo sólo abre caminos,
facilita el paso, pero quien decide moverse o permanecer estático,
enrocado en su más de lo mismo, instalado en su sagrada queja, es la
persona en cuestión. Atribuir el mérito o la culpa a otro ajeno a
uno mismo es no haber entendido nada. La responsabilidad de cada
cual, a cada cual pertenece. Ese es el auténtico credo.
5 comentarios:
Estoy totalmente de acuerdo contigo, pero creo que además en la sociedad todavía no está claro el papel del psicólogo, aunque parezca mentira a estas alturas...
Bueno, creo que en nuestra profesión hemos hecho mucha contribución a la causa...Somos un colectivo tan variopinto y a veces, tan sujeto a modas de corte mágico, rayano al ridículo, que puedo entender ciertas suspicacias.
Agradezco tu comentario. Un abrazo
Estoy totalmente de acuerdo en la labor que describes del psicólogo, aunque un único matiz, no todos los psicólogos son iguales, igual que no todos los lampistas son efectivos, ni todos los abogados competentes, ni todos los médicos son “humanos”. No se puede generalizar hablando de los psicólogos, ni de los pacientes, los habrá que se habrán encontrado con un psicólogo incompetente y por eso reaccionan así, otros que su capacidad no dé para más y otros que tiendan a generalizar, porque pagar por algo en lo que no se cree, no tiene mucha lógica, entonces habrá que valorar quien hace el comentario y que hay detrás de él y mi opinión no es ni de psicóloga ni de paciente. Mónica.
Mónica, agradezco tu comentario. Y lo comparto. Obviamente, tienes razón. Este post no pretende generalizar sino más bien al contrario, hace referencia a la particularidad del "creer" como acepción mágico-religiosa, de la cual abomino.
Siento no haber sabido trasmitir esa idea.
Estoy de acuerdo contigo en que cada persona lleva tras de sí una historia que nos ayuda a entender.
Gracias nuevamente por tu aportación. Un abrazo
Muy buena entrada.
Yo también escuché ese comentario en muchas ocasiones... Y hay otro que también te resultará familiar: " Ah!, eres psicóloga, seguro que ya me estarás analizando......". Y tu piensas: Si , y lo que estoy pensando no te gustaria...
Un abrazo!
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