A la sencilla pregunta "¿Y a ti cómo te gustaría que te recordasen en tu funeral?" le sigue una respuesta casi unánime e igualmente sencilla: "¡Ostras! Pues no me he parado a pensar"
¿Cómo es posible que una información tan valiosa sea tan descaradamente ignorada?
Por estúpida que suene, esta pregunta nos aclara muchas cosas acerca de nosotros y de nuestros anhelos, quizás secretamente guardados, por vergüenza o por miedo...quien sabe. O quizás obtengamos de ella una respuesta que hagamos pública sin reparos. Esa mísera pregunta nos posiciona en el mundo, y nos revela de una forma dolorosamente clara, nuestro deseo existencial. Como decía el sabio (¿o era la canción?)"¿De dónde vengo y a dónde voy?" La absurda pregunta nos conecta con nuestro yo más auténtico y nos muestra como un vulgar GPS, hacia dónde navegar. Nos ofrece la oportunidad de pararnos a pensar: ¿Y a mí qué caray me importa en esta puñetera vida?
Verás. Imagina la situación en toda su dimensión: La has palmado, y los tuyos te honran con un funeral de lujo; ya sabes, flores a tutiplén, velas aromáticas, inciensos empalagosos...Evento al que no faltará tu pareja, hijo, hija, hermana, hermano, padres y demás familiares, compañeros de trabajo, vecinos, algún cotilla y por supuesto, tus amigos (si los tienes, claro). Imagina por un momento a esas personas importantes en tu vida.
¿Qué te gustaría que dijeran de ti? ¿cómo te gustaría ser recordado? ¿qué cosas querrías que destacaran de tu persona? ¿El carácter? ¿tus habilidades? ¿tus puntos fuertes? ¿tu vida familiar? ¿tu sentido del humor? ¿tu éxito profesional? ¿tu esbelta figura?
Eso te va a dar algunas pistas acerca de lo que buscas en tu aventura de vivir.
Ahora regresa al mundo de los vivos y pregúntate, ¿qué es lo que realmente dirían de ti todas esas personas, si estiraras la pata HOY?
¿Se parece en algo a lo que desearías?
Tu vida es tuya y puedes fastidiártela tanto como se te antoje...¡Faltaría más!
Ahora, Lázaro, levántate y anda.
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