Quedémonos, de momento, con esta
expresión popular “Pues si estás enfadado con él, no lo pagues
conmigo”
o como dirían los psicólogos más
refinados “Estás desplazando tu ira hacia el objeto equivocado”
Expresiones como éstas me vinieron a
la cabeza hace un par de semanas, cuando presencié una
escena que me conmovió, más por los ausentes en esa historia que
por el personaje que la relataba.
Caminaban delante de mí dos hombres de
unos cuarenta años. Uno de ellos, visiblemente exaltado, le cuenta
al amigo en un tono altamente agresivo, lo indignado que está con su
padre, y acto seguido le narra lo ocurrido, que me limitaré a
transcribir tal cual oí:
“¡Será hijo de puta, mi padre! Pues
no me grita que deje de pegar a mi hijo, que si le sigo dando lo voy
a matar! Y yo le grité: ¿Que deje de hostiarlo? No te gusta que
pegue a tu nieto, ¿eh? Ahora protestas, ¿eh? Pues cuando me pegabas
a mí esas palizas, no te quejabas, ¿verdad? Pues ahora te jodes!”
Y prosigue diciéndole al amigo: “Pues
como veo que le jode, más le voy a pegar delante de él!”
¿No es ésa una escena tremenda?
El hijo castiga a su padre
maltratando a su propio hijo, porque ha descubierto que eso le
hiere. El resentimiento de un hijo hacia su padre lo paga el nieto. Ha habido un desplazamiento del dolor y de la rabia que no pudo ser resuelto en su día con los protagonistas
verdaderamente implicados. Y ahora el nieto sufre las consecuencias, porque cuando las cuentas no se saldan, quedan
facturas pendientes que buscaremos cobrar, aunque sean otros quiénes las paguen.
Habremos hecho una “imposición en diferido de la deuda" que
heredarán quiénes no la contrajeron. Y pagarán intereses de
demora, que no nos quepa la menor duda.
Este patrón puede seguir repitiéndose
por generaciones ya que siempre habrá alguien que “pague los
platos que otros rompieron”.
Ese hombre al que oí relatar su
historia con amargura y resentimiento, estaba ciego. No podía ver
que lo que no quiso para sí cuando era niño, ahora se lo estaba
entregando a manos llenas a su hijo. O dicho de otra manera, lo que deseó para sí,
se lo negó a su hijo.
A menudo “pagan justos (o inocentes)
por pecadores”, dice el refrán...
o como dicen los psicólogos "a menudo las tensiones familiares se canalizan a través del chivo expiatorio"
No hay comentarios:
Publicar un comentario