martes, 1 de enero de 2008

ATRAPADO EN EL TIEMPO


Bien podría ser el título de una película, pero no lo es. Nada de ficción. Verdad verdadera.

Muchas personas creen que el tiempo todo lo cura. Que basta con sentarse a esperar. Pasan los días, las semanas, los meses…Y aún las cosas siguen mal. “No habré esperado el tiempo suficiente” suelen pensar. Y ahí siguen, imperturbables, un día y otro más. Y sí, en verdad el tiempo todo lo cura,

¡Pero si se hace algo con él!

Algunas personas vienen a terapia después de haber agotado un largo camino de espera inútil. Se mantuvieron inmóviles, durante mucho tiempo, esperando ver cumplir el dicho popular. Quisieron continuar con sus vidas, seguir avanzando, esperando mágicamente ser liberados de su letargo, pero quedaron atrapados en una espiral sin final. Piensan continuamente en su problema, le dan vueltas sin parar, siguiendo siempre el mismo circuito recurrente, para acabar en el mismo lugar. No lo entienden, y aunque siguen buscando por el mismo camino equivocado, una y otra vez, nada encuentran. El ánimo decae, el humor se rancia. Se explican a sí mismos y a quien quiera oírlos, como un disco rayado, su desgracia. Los amigos o conocidos se hartan y se les oye decir “siempre estás igual, con el mismo rollo, las mismas quejas”. Nada. Decirlo en voz alta, ayuda en cierta medida, pero no calma. ¿Cuánto tiempo más ha de pasar?

No es el tiempo lo que se espera, sino la oportunidad de cambiar. No se precisan grandes cambios, sólo la capacidad de virar nuestro rumbo a un destino que nos sea más favorable.

Para muestra esta película Atrapado en el tiempo, de Harold Ramis.

Atentos a la frase del protagonista (Bill Murray) “¿Y qué pasa si no hay mañana? Hoy no lo ha habido”, dice después de revivir una y otra vez el mismo día de pesadilla, sin conseguir ponerle fin. Se eterniza en una resistencia férrea por cambiar lo irremediable, hasta que decide abandonar esa estrategia y aprovechar la oportunidad en propio beneficio. Dirige su energía hacia otra dirección más saludable. Al final sucede “Algo ha cambiado. Por pequeño que sea el cambio, ya no es lo mismo.”


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