sábado, 16 de agosto de 2014

LAS ESES QUE SILENCIAN: SACRIFICIO, SERVILISMO Y SUMISIÓN

No es extraño que algunas personas confundan el servicio al otro (ser servicial) con el Servil Sacrificio de la Sumisión. Al fin y al cabo, la educación judeo-cristiana que hemos heredado a lo largo de los siglos ha hecho un buen trabajo con eso. La culpa, el pecado y el castigo han ido de la mano de la Santísima Trinidad. Un buen negocio, sin duda, que goza de un aderezo principal: los implacables remordimientos de conciencia. Con esos ingredientes, el mal está servido. Sentémonos a la mesa...

Vivimos en un mundo claramente cooperativo, aunque se impongan otros sistemas socio-políticos y económicos que digan lo contrario. Es por eso que el sistema chirría. Se rebela, como muestra inteligente de armonía y coherencia.

El ser humano es bueno por naturaleza. Y social. Buscamos la cercanía con los demás, formar parte de algo, de alguien. Icluirnos en algún lugar donde nos sintamos razonablemente cómodos. Y diferenciarnos, también. Esa es la eterna búsqueda, sin saber muy bien qué se está buscando.

No es cierto que la bondad habite en el sacrificio, mucho menos en el servilismo. Esa es una santa mentira que ha arrastrado a la perdición de muchas personas. La sumisa inclinación servil es obscena e indecente.Se alimenta de bajezas y miseria. Quienes se posicionan en ese lugar voluntariamente atentan contra la virtud de SER. 

 Honrar la vida que vivimos pasa necesariamente por la estima hacia uno mismo y la responsabilidad de procurarse dignidad y respeto. La bondad es equidad, es intercambio justo y honesto. Es competencia.

Doblegarse a la humillación del servilismo sacrificado es atentar contra la propia vida. Es declararse incompetente y regalarse al otro como ofrenda de autodesprecio. No hay nada de digno en eso, por Diosss...


No hay comentarios: