Hacerse el interesante siempre es una mala opción. Porque fingir requiere esfuerzo, dedicación y sobre todo, tiempo. No debió pensar eso Eva, cuando conoció a Gabi. Le pareció una buena estrategia de seducción mirar al chico sólo de reojo y cuando sabía que no la estaba mirando, procurando mostrar un gesto distraído, de estudiado desinterés. Y así fue urdiendo su estratagema para encandilarlo.
Y le pasó lo peor que le pudo pasar: que le funcionó. Después de muchos meses de persecución mutua, ella lo buscaba sibilinamente, insinuando pero no diciendo, mostrando pero no enseñando…Y él, ingenuo tontorrón, la perseguía abiertamente con más torpeza que tino, sufriendo las más de las veces, sonoros desplantes.
Aunque todos sus amigos le decían a Gabi que la diva estaba loca por sus huesos, éste dudaba. En su mundo, los mensajes eran claros: si te gusta se lo dices y se lo haces ver, y si no, pues lo mismo. Así se enredó en una historia larvada en ambigüedades.
Y se casaron. Y se sufrieron.
Gabi se cansó de esperar mensajes directos. Le había pedido infinidad de veces, oír en boca de ella alguna declaración de amor, corta y sincera. Algo que lo serenara en su búsqueda de señales que no llegaban.
Eva, se resistía a pronunciarlas, no porque le costara hacerlo, sino porque pensaba que si le decía “esas palabras”, dejarían de tener sentido…se perdería el amor. Se gastarían de tanto usarlas. Pero la verdad es que su temor era mucho menos romántico:
“Si se lo digo se relajará, se sentirá seguro de mí y entonces me dejará…Por lo tanto, esa seguridad suya no me conviene”
Una creencia que no contempla el hartazgo del otro, y en consecuencia, lo que pueda derivarse de él. Cada cual se harta como puede: los hay que toman atajos y son infieles, los hay que se sacrifican y deprimen, los que explotan, los que se vengan liándose con el trabajo o con un hobbie, y por fin, también los valientes, los que afrontan o se largan.
Gabi y Eva son co-responsables de lo que construyeron (o destruyeron).
Y es que, a lo bestia y resumiendo, en la vida siempre hay dos opciones: decir o no decir, hacer o no hacer…Y ser consecuente, o no, con la decisión que escogemos.
1 comentario:
¿Cómo se titula la película?
¡Dos tontos muy tontos!
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