lunes, 22 de marzo de 2010

¿HACIA DÓNDE VOY?


Me gusta la montaña. Siempre que puedo me escapo. Nada de grandes cimas, sólo increíbles senderos. A menudo, en algún punto del trayecto, me cruzo con “verdaderos montañistas” (que no montañeros), cuyas vestimentas los delatan: Geypermanes de goretex, perfectamente ataviados “para la acción”.

A estos tipos, los conocerás porque marcan un paso firme y rápido. Pasan por tu lado como una exhalación. Tan veloces, concentrados y con la mirada fija al frente, que te echarás de un brinco a un lado del camino, para evitar ser arrollado. Diríase que dependen de un cronómetro que les juzga duramente. Sin tiempo para el descanso y mucho menos para el disfrute. Son perseguidores de metas, hacedores de cimas. No pierden tiempo en el camino. Mucho menos en el paisaje.

Hay dos tipos de personas: los hacedores de cimas y los hacedores de caminos.

Los primeros son aquellos que se mueven por la vida necesitando alcanzar metas, conseguir objetivos. Su mirada la sitúan fuera de ellos y en un futuro inmediato (“haré” “me compraré” ). Cuando no consiguen lo planeado, sufren, sienten angustia, ansiedad, una sensación desagradable con la que alcanzan su nivel máximo de excitación fisiológica. Sin embargo, cuando consiguen la meta prevista, alcanzan su estado más alto de bienestar: la relajación, que coincide con el nivel más bajo de excitación fisiológica. Es decir, la emoción que más sienten es el sufrimiento, por eso son personas que prefieren “no sentir demasiado”. Personas que sufren en el camino hasta alcanzar la cima. Y una vez la conquistan, no lo celebran excitados y entusiasmados, sino que en lugar de eso descansan tranquilos…Por fin se sienten aliviados…relajados…Esa es su recompensa: no sufrir más.

Y es que evitar el sufrimiento no siempre implica la búsqueda de placer.

El segundo tipo de personas, los que yo llamo hacedores de caminos, son aquellos que se mueven por el mundo buscando disfrutar de las cosas, sin empeñarse demasiado en el resultado final. Buscan aquellas tareas, aquellos senderos por los que sienten curiosidad y placer. Viven centrados en sí mismos y en el presente. Son esas personas cuyo nivel más bajo de excitación coincide con el aburrimiento (cuando no están cumpliendo con su motivación, que es el disfrute), y cuando sí lo hacen, alcanzan el nivel más alto de bienestar, sintiendo entusiasmo y expresando alegría (nivel más alto de excitación fisiológica). Son los buscadores de placer.

¿Puede imaginarse qué ocurre cuando una pareja la conforman ambos mundos?

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Magnífica entrada, como es habitual. Me encanta tu blog, tu manera de enfocar las situaciones y sobre todo, tu manera de contarlas, ¡¡¡cómo escribes!!! Me parece que diciendo esto no estoy siendo muy original, creo que todos tus seguidores, (que tengo la certeza de que somos muchos, aunque se me antoja que discretos) piensan que no exagero. Gracias por compartir con nosotros tanta agudeza. Lástima que te prodigues con menos frecuencia de la que deseamos.

Saludos cordiales

C.V.

Mayte Leal dijo...

Muchas gracias C.V. ¡Me alegra saber que hay alguien al otro lado!

Un honor recibir esa crítica tan espléndida. Te lo agradezco, de veras. Un abrazo.