Sé fiel a ti mismo y…¡no cambies nunca!
En el manual para principiantes sobre “El Arte de amargarse la vida”, éste es un capítulo imprescindible.
Es fácil que uno reproche falta de cariño al cónyuge, que suponga malas intenciones al jefe y que acuse al mal tiempo de su resfriado, pero…¡llegarse a convertir en propio responsable de su desdicha…eso requiere años de empeño y duro trabajo en el arte de amargarse la vida! (no pretendan los iniciados, alcanzar tan alta meta, por de pronto).
Las puertas de acceso a la vida desdichada llevan unas indicaciones precisas: uno debe alcanzar la absoluta convicción de que no hay más que una opinión correcta: la propia. Es un objetivo difícil, pero cuando se llega, se saborea, ya que uno carga contra todo lo que huele a diferencia de pareceres…¡Cuánto sacrificio en pro de La Verdad!
Una vez enzarzado en esta dura batalla por imponer su criterio (cargado de razón, faltaría más), está usted preparado para enarbolar su bandera. Como capitán de navío, del que hasta las ratas han abandonado, navega usted solo, pero imperturbable, hacia la noche borrascosa…¿Acaso no son todas las victorias amargas? ¿Acaso no es viendo al rival, destripado y con las vísceras colgando cómo se aprecia la lucha? En el esfuerzo por permanecer fiel a sí mismo y demostrarlo orgullosamente, se convierte en un espíritu de contradicción. No contradecir ya sería traicionarse. El simple hecho de que los otros le sugieran algo, ya es motivo para que lo rechace, incluso cuando, mirado objetivamente, aceptarlo sería de su propio interés. Pero el auténtico genio, el verdadero opositor a vida desdichada, da un paso más, y en un acto heroico, hasta rechaza lo que a él mismo le parece la mejor elección (en esas recomendaciones internas y privadas que uno se hace a sí mismo).
Así, el pez no solo se muerde la cola…¡Sino que se devora del todo!
El resultado es un estado de amargura que no tiene rival. Es el climax. Pero desde luego, a los iniciados menos dotados para una vida amargada, esto sólo estará en sus fantasías, un ideal sublime, pero inalcanzable…Aunque con esmero, empeño y práctica…¡Seguro que también podrán lograrlo!
En estos tiempos de esperanza, ¿por qué no? ¡Yes, you can!!!!!!!!
En el manual para principiantes sobre “El Arte de amargarse la vida”, éste es un capítulo imprescindible.
Es fácil que uno reproche falta de cariño al cónyuge, que suponga malas intenciones al jefe y que acuse al mal tiempo de su resfriado, pero…¡llegarse a convertir en propio responsable de su desdicha…eso requiere años de empeño y duro trabajo en el arte de amargarse la vida! (no pretendan los iniciados, alcanzar tan alta meta, por de pronto).
Las puertas de acceso a la vida desdichada llevan unas indicaciones precisas: uno debe alcanzar la absoluta convicción de que no hay más que una opinión correcta: la propia. Es un objetivo difícil, pero cuando se llega, se saborea, ya que uno carga contra todo lo que huele a diferencia de pareceres…¡Cuánto sacrificio en pro de La Verdad!
Una vez enzarzado en esta dura batalla por imponer su criterio (cargado de razón, faltaría más), está usted preparado para enarbolar su bandera. Como capitán de navío, del que hasta las ratas han abandonado, navega usted solo, pero imperturbable, hacia la noche borrascosa…¿Acaso no son todas las victorias amargas? ¿Acaso no es viendo al rival, destripado y con las vísceras colgando cómo se aprecia la lucha? En el esfuerzo por permanecer fiel a sí mismo y demostrarlo orgullosamente, se convierte en un espíritu de contradicción. No contradecir ya sería traicionarse. El simple hecho de que los otros le sugieran algo, ya es motivo para que lo rechace, incluso cuando, mirado objetivamente, aceptarlo sería de su propio interés. Pero el auténtico genio, el verdadero opositor a vida desdichada, da un paso más, y en un acto heroico, hasta rechaza lo que a él mismo le parece la mejor elección (en esas recomendaciones internas y privadas que uno se hace a sí mismo).
Así, el pez no solo se muerde la cola…¡Sino que se devora del todo!
El resultado es un estado de amargura que no tiene rival. Es el climax. Pero desde luego, a los iniciados menos dotados para una vida amargada, esto sólo estará en sus fantasías, un ideal sublime, pero inalcanzable…Aunque con esmero, empeño y práctica…¡Seguro que también podrán lograrlo!
En estos tiempos de esperanza, ¿por qué no? ¡Yes, you can!!!!!!!!
Recomiendo encarecidamente a los opositores a vida desdichada, lean este libro.
El arte de amargarse la vida, de Paul Watzlawick
5 comentarios:
Hola de nuevo,
Ciertamente tienes razón y gracias por pertenecer a la "gran minoría" de las que no nos gusta ir de compra, más que por necesidad y buscamos algo práctico, combinable y duradero. Pero te has parado a pensar lo frustrante que puede llegar a ser, salir de compras con el mismo objetivo que tú, pero con una diferencia, que casi siempre llego a casa con algo parecido a la idea inicial.
Sí lo reconozco no tengo tiempo y encontrar exactamente lo que busco muchas veces resulta imposible y acabo recurriendo a lo más práctico o clásico. Pero es que no hay nadie que pueda crear este algo "único"? No, supongo que no y si lo hubiese no interesaría......
Un beso
Disculpa el desliz este comentario era para tu publicación anterior CUANDO LO MEJOR ES ENEMIGO DE LO BUENO (esto sólo me pasa cuando se me hace muy tarde y mi vista se salta "algunas lineas")
Creo que si todo el libro es en tono irónico, se me puede hacer pesado. Me gustaría saberlo..
Gracias!
Pues me temo que la única manera de saber si te va a gustar es leyéndolo...
Y no, el tono socarrón e irónico, es de cosecha propia..;)
Paul Watzlawick fue un gran comunicador y este libro es una muestra de cómo a través de chistes, metáforas e ironía, se puede analizar y describir con una precisión exquisita, situaciones de la vida cotidiana que nos suenan como propias...¡y además ver su absurdez! ¿No es fantástico?????
Gracias por tu interés y comentario. Te animo a que lo leas. Es un libro de bolsillo muy fácil de leer y que te arrancará más de una sonrisa.
Un abrazo,
Mayte Leal
Pues sí Mayte, suena bién, lo leeré.
En estos tiempos que corren puede ser un buen manual para relajarnos en situaciones que nos desbordan y muchas veces, no son tan importantes.
Muchas gracias y un abrazo!
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