La realidad de cada cual, de cada cual es. Cada uno de nosotros vivimos en nuestro universo personal, a veces perdiendo de vista el mundo que nos rodea. La cotidianeidad dibuja nuestro micro-espacio individual, convirtiéndolo, muchas veces, en algo absurdo y marciano. Así de desconectados estamos. Nos dejamos llevar por nuestras inercias, por nuestras rutinas, por nuestro pensamiento, a menudo poco revisado y aún menos cuestionado. Como el señor del andén, cuya única preocupación en aquel momento, era reivindicar su enfado por tamaña atrocidad: aquellos individuos se habían colado; Los muy sinvergüenzas…El señor elegante miraba a los allí presentes, respetables ciudadanos, como diciendo ¿Es que no lo véis? ¿Tan ciegos estáis? ¿Es que puede haber alguien que no comparta conmigo semejante indignación? Donde vamos a llegar…
¿Acaso los allí presentes no estaban observando la misma escena reprochable, que el señor elegante y cabreado?
Pues no. Por extraño y marciano que al señor elegante pudiera parecerle, muchos de los allí presentes, no vimos a unos negros caraduras colándose en el metro. Vimos a unos cuantos hombres jóvenes, cuya historia de vida imaginamos tan pesada como sus pesadas cargas. Unos chicos asustados, que apresuraban el paso, con expresión de miedo y cansancio en sus caras. Unos hombres cuya preocupación diaria probablemente no incluye el pago de un billete a ninguna parte.
Si nos permitiéramos dudar un instante de nuestras opiniones o creencias, abriríamos la mente a otras posibilidades. ¿Qué nos lo impide…?
2 comentarios:
Gracias por esta reflexión! Tienes razón que cada persona mira, observa, entiende, interpreta... según las gafas que lleva puestas.
"Las cosas no son tal como son, sino tal y como somos"
Anaïs Nin
Suerte con este blog!
Dani
Habrá tantos "señores elegantes" que no pagan a sus empleados, que evaden impuestos, que no cumplen con Hacienda... Y éstos nos causan más problemas que los africanos, probablemente llegados a nuestro país sin billete ni posibilidad de elegir asiento.
Pero claro, de aquellos señores sólo se ve la elegancia. Así de subjetiva es nuestra percepción.
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