lunes, 6 de octubre de 2008

MALDITOS CANALLAS

Hace unos días, estaba en el andén de una estación de metro. Esperando. A mi lado, un señor, ya entrado en años, con aspecto cuidado y elegante. De pronto, un grupo de unas diez o doce personas de origen africano, accedieron a la estación sin previo pago. Llevaban grandes y pesados bultos a sus espaldas. Imagino que son vendedores ambulantes del “top manta”. El señor menea la cabeza desaprobando la escena. Farfulla unas palabras que no alcanzo a entender. Lo miro y me mira. Esta vez me dice en voz más alta y clara “¡Se han colado!¡Es que se han colado!”


La realidad de cada cual, de cada cual es. Cada uno de nosotros vivimos en nuestro universo personal, a veces perdiendo de vista el mundo que nos rodea. La cotidianeidad dibuja nuestro micro-espacio individual, convirtiéndolo, muchas veces, en algo absurdo y marciano. Así de desconectados estamos. Nos dejamos llevar por nuestras inercias, por nuestras rutinas, por nuestro pensamiento, a menudo poco revisado y aún menos cuestionado. Como el señor del andén, cuya única preocupación en aquel momento, era reivindicar su enfado por tamaña atrocidad: aquellos individuos se habían colado; Los muy sinvergüenzas…El señor elegante miraba a los allí presentes, respetables ciudadanos, como diciendo ¿Es que no lo véis? ¿Tan ciegos estáis? ¿Es que puede haber alguien que no comparta conmigo semejante indignación? Donde vamos a llegar…


¿Acaso los allí presentes no estaban observando la misma escena reprochable, que el señor elegante y cabreado?


Pues no. Por extraño y marciano que al señor elegante pudiera parecerle, muchos de los allí presentes, no vimos a unos negros caraduras colándose en el metro. Vimos a unos cuantos hombres jóvenes, cuya historia de vida imaginamos tan pesada como sus pesadas cargas. Unos chicos asustados, que apresuraban el paso, con expresión de miedo y cansancio en sus caras. Unos hombres cuya preocupación diaria probablemente no incluye el pago de un billete a ninguna parte.


Si nos permitiéramos dudar un instante de nuestras opiniones o creencias, abriríamos la mente a otras posibilidades. ¿Qué nos lo impide…?

2 comentarios:

Daniel Borrell Giró dijo...

Gracias por esta reflexión! Tienes razón que cada persona mira, observa, entiende, interpreta... según las gafas que lleva puestas.

"Las cosas no son tal como son, sino tal y como somos"
Anaïs Nin

Suerte con este blog!

Dani

Javier Martínez dijo...

Habrá tantos "señores elegantes" que no pagan a sus empleados, que evaden impuestos, que no cumplen con Hacienda... Y éstos nos causan más problemas que los africanos, probablemente llegados a nuestro país sin billete ni posibilidad de elegir asiento.
Pero claro, de aquellos señores sólo se ve la elegancia. Así de subjetiva es nuestra percepción.