lunes, 1 de septiembre de 2008

HERENCIA FAMILIAR


No hace mucho oí una frase que me pareció curiosa: “Comenzamos caminando por la vida como copias, para acabar como originales”

Pues sí. Empezamos nuestras andanzas copiando a nuestros padres, como si fuéramos copias diminutas de su reflejo. De pequeños, observamos como exploradores curiosos. Nos quedamos con todo: copiamos gestos, caras, palabras, expresiones…Sin cuestionarnos nada: Ellos lo hacen y nosotros también. Crecemos así, sin darnos cuenta, y haciendo nuestras las costumbres, creencias, normas y rituales de “La Familia”. Que se cene a las 10h, con la tele puesta y sin hablarse, puede ser una “norma de la casa”. Nadie la escribió, pero todos la cumplen a diario. Tampoco está escrito en ningún lado, que no se pueda hablar de sexo abiertamente y sin tapujos, pero nadie lo hace. O que a la tortilla de patatas se la cubra con una espesa capa de mayonesa, sin embargo, en esa casa no se le ocurriría a nadie servirla de otra forma. Son maneras de hacer o de pensar que acabamos compartiendo con los nuestros, sin cuestionarnos siquiera, que existen otras maneras, otras posibilidades. De eso nos daremos cuenta, cuando escojamos pareja y decidamos volar a otro nido. Entonces nos damos de narices con nuestra herencia. ¿Qué le echas mayonesa a la tortilla de patata, so loca???? Te dice con la cara desencajada tu pareja. ¿Qué me quitas la tele para cenar y me pones musiquita de fondo, so cursi??? ¿Pero dónde se ha visto eso? Despertamos de nuestra fantasía de única realidad posible, y aprendemos que “el otro” también trae consigo su equipaje…Su aprendizaje, su familia, sus costumbres (que nosotros llamaremos “manías”, por supuesto), su mayonesa, su musiquilla… Y entonces, aunque soñamos con tener todo el armario ropero exclusivamente para nuestros vestidos y atuendos, al mirar de reojo (no sin cierto remilgo) a nuestro partenaire, entendemos que debemos hacerle sitio, para que éste pueda también dejar sus trastos ahí.

Y chocamos hasta negociar un territorio compartido donde convivan ambas herencias familiares, creando otra nueva y genuina. Pasamos de la copia al original.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Me encantó este articulo, es tan real..
Si nos contaran "historias" como esta, siendo niños y de esta forma tan sencilla, quizas nos facilitaría la adaptación a unas nuevas costumbres y convivencia, con menos conflictos y con más humor.

Saludos

4ever

Anónimo dijo...

Me ha hecho sonreir... A mi la convivencia con mi ex, e introducirme en su familia fue muy enriquecedor, descubrir que existen otras formas de relacionarse en una familia, otras maneras de hacer las cosas y otras actitudes hacia la vida...
No todo hay que verlo de forma negativa, si estamos abiertos a estas nuevas experiencias podemos crecer mucho con ellas

Unknown dijo...

Hola, he utilizado este artículo tuyo en mi blog. Si lo consideras improcedente, me lo dices y lo retiro. Discúlpame por no haberte consultado antes. http://llegaronloscuarenta.blogspot.com

Javier Martínez dijo...

¿Mayonesa en la tortilla de patatas? Tamaña herejía debiera ser motivo de separación.

Firmado: un inquisidor que "tortura" con música en casa a todas horas.