“Los órganos lloran las lágrimas que los ojos no pueden derramar”.
Hace años leí esta frase por vez primera, y no podía imaginar entonces, que tantas veces la recordaría.
Somos lo que sentimos. Lo que vivimos y absorbemos como nuestro. Los sentidos nos guían en el vivir diario, y nos proporcionan valiosa información. Vemos, oímos, tocamos cosas que nos despiertan emociones. A veces gratas y a veces no. ¿Quién no ha sentido una punzada en el vientre cuando alguien de quien se espera una palabra cariñosa o un gesto amoroso, nos regala una mirada hiriente o un gesto de desdén? ¡Lloraríamos de pena, de rabia o de impotencia! Pero no lo hacemos. Y si callamos, ¿Por dónde se deslizan esas lágrimas atrapadas en nuestros ojos? Cada cuerpo busca su propia “salida de emergencias”…Una punzada en el vientre, unas cervicales tensas, o quizás un dolor de cabeza son algunas opciones.
“Los órganos lloran las lágrimas que los ojos no pueden derramar”.
¿Pero qué ocurre si aprendemos a desviar nuestro llanto y lo hacemos una y otra vez? Que pronto nuestro órgano elegido se colapsa y pide ayuda a otros órganos para que lo alivien de tanta carga. Y entonces, no sólo nos duele la cabeza cuando nos enfadamos, o nos sentimos tristes o angustiados, sino también las cervicales, y para contener semejante intensidad tensional apretamos fuertemente la mandíbula (para que no salga el dolor, ¿o la rabia?…) hasta que nos duele también. Y el dolor hace que uno se sienta incapacitado para muchas cosas, a veces, las más simples…Y eso nos hace sentir mal. Y sentirnos mal nos provoca ganas de llorar, y las lágrimas buscan por donde salir…y nos duele la cabeza, y se nos cierra el estómago…
Es un círculo perverso, donde en cada nuevo circuito, se añaden órganos distintos y nuevos dolores…Más rabia, más impotencia, más tristeza, más culpa, y más lágrimas atrapadas y más dolor.
Hace años leí esta frase por vez primera, y no podía imaginar entonces, que tantas veces la recordaría.
Somos lo que sentimos. Lo que vivimos y absorbemos como nuestro. Los sentidos nos guían en el vivir diario, y nos proporcionan valiosa información. Vemos, oímos, tocamos cosas que nos despiertan emociones. A veces gratas y a veces no. ¿Quién no ha sentido una punzada en el vientre cuando alguien de quien se espera una palabra cariñosa o un gesto amoroso, nos regala una mirada hiriente o un gesto de desdén? ¡Lloraríamos de pena, de rabia o de impotencia! Pero no lo hacemos. Y si callamos, ¿Por dónde se deslizan esas lágrimas atrapadas en nuestros ojos? Cada cuerpo busca su propia “salida de emergencias”…Una punzada en el vientre, unas cervicales tensas, o quizás un dolor de cabeza son algunas opciones.
“Los órganos lloran las lágrimas que los ojos no pueden derramar”.
¿Pero qué ocurre si aprendemos a desviar nuestro llanto y lo hacemos una y otra vez? Que pronto nuestro órgano elegido se colapsa y pide ayuda a otros órganos para que lo alivien de tanta carga. Y entonces, no sólo nos duele la cabeza cuando nos enfadamos, o nos sentimos tristes o angustiados, sino también las cervicales, y para contener semejante intensidad tensional apretamos fuertemente la mandíbula (para que no salga el dolor, ¿o la rabia?…) hasta que nos duele también. Y el dolor hace que uno se sienta incapacitado para muchas cosas, a veces, las más simples…Y eso nos hace sentir mal. Y sentirnos mal nos provoca ganas de llorar, y las lágrimas buscan por donde salir…y nos duele la cabeza, y se nos cierra el estómago…
Es un círculo perverso, donde en cada nuevo circuito, se añaden órganos distintos y nuevos dolores…Más rabia, más impotencia, más tristeza, más culpa, y más lágrimas atrapadas y más dolor.
Las somatizaciones siempre tienen su razón de ser.
¿Nos da miedo expresar lo que sentimos? ¿O quizás sabemos muy bien lo que sentimos pero no nos atrevemos a afrontarlo? Tal vez, entonces, tendríamos que tomar decisiones importantes…
Muchas personas que acuden a terapia, lo hacen acompañadas de sus múltiples males, que por fin, decidieron dotar de sentido.
1 comentario:
Habré hecho miles de referencias a esta frase y a una similar, que es un poco más ñoña "Las penas que no se traducen en lagrimas hacen llorar a otro órganos del cuerpo", pero las explicaciones que dí a continuación no fueron nunca tan acertadas como esta. Felicidades por tu capacidad de sintetizar ideas de una manera tan acertada y sencilla.
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