martes, 5 de febrero de 2008

DAR PARA RECIBIR


Nunca existe un responsable único del malestar entre dos. Buscar culpables es como jugar a qué fue primero, si el huevo o la gallina ¡una trampa inacabable!

A menudo olvidamos que El otro también tiene sus motivos para hacer lo que hace y sentir lo que siente. Dicen que “El corazón tiene razones que la razón ignora”. Lo que se siente emerge desde el estómago. Sin tapujos, sin disfraces.

¿Y qué tengo que ver yo en eso? ¿Qué habré hecho o dicho para que él/ella responda así? ¡Pues nada, qué idiotez! ¡Siempre empieza él/ella! ¡Que se fastidie por idiota!

El otro siempre tiene la culpa

Vemos el mundo a través de nuestros ojos. Sólo entendemos lo que nuestra limitada percepción nos muestra. Cómo el objetivo de una cámara, se puede ampliar el foco para captar más imagen o reducirlo a mínimo encuadre.

Como dice J.L.Linares, el principio de reciprocidad que rige la pareja es algo así como que “se recibe lo que se da y viceversa”, tanto para lo negativo como para lo positivo, pero con la salvedad que la respuesta ante lo negativo es mucho más contundente; de modo que si le tiras una piedra a tu pareja, te responderá rápidamente lanzándote otra (seguramente mayor), mientras que si le arrojas una florecilla, tendrás que esperar algo más, (incluso lanzarle la floristería entera) antes de que te responda de igual modo. Desafortunadamente, reaccionamos con mayor celeridad a lo negativo que a lo positivo. ¡Cómo somos! Percibimos lo negativo interpretándolo rápidamente y sin el menor atisbo de duda: “¡Menudo cretino, mira lo que me ha dicho. ¡ Que mala leche tiene!” y sin embargo ante un acto positivo desconfiamos…”¿Una flor? Humm…¿de dónde ha salido? ¿Con qué intención?...”




No hay comentarios: