En estos tiempos difíciles, donde los precios suben como la espuma y las materias primas son cada vez más inaccesibles, es posible aprovechar nuestros conocimientos profesionales para solucionar este urgente problema alimenticio. Al respecto, se sugieren los siguientes métodos para robar una empanada.
¡Qué suerte que estudiamos psicología, amigos! (aquí no nos pelearemos por la orientación…)
1) Método guestáltico: Acudir a la panadería de la esquina provisto de una lámina de esas donde se alternan fácilmente la figura y el fondo. Mientras el empleado se halla entretenido percibiendo ahora una vasija, ahora una mujer, usted se guarda una empanada discretamente en el bolsillo. Si lo descubren, sugiérale que mire bien la figura mientras usted huye por el fondo. Otra técnica consiste en persuadirlo de que el todo es más que la suma de las partes: compre seis empanadas y llévese ocho.
3) Método pavloviano: Tómese un perro nuevo y condiciónelo para que, frente al sonido "¡Fuera de aquí, ladrón!", tome una empanada, salga huyendo del negocio y lo espere en la esquina.
6) Método piagetiano: Tómese un bebé cualquiera y llévelo a la panadería debajo del brazo, acercándolo inadvertidamente al mostrador. Ávido de ejercitación sensorio-motriz, la criatura no podrá evitar tomar una empanada. Luego, márchese inmediatamente. Si el empleado se queja, defienda al niño diciéndole que el pobre está ejercitando la coordinación entre visión y prensión, y buscando nuevos medios para hacer desaparecer objetos.
7) Método skineriano del condicionamiento operante: Cada vez que vaya a la panadería llévese descaradamente una empanada mientras le comunica al empleado una buena noticia (por ejemplo que ganó su equipo de fútbol, o que ha oído en la radio que los panaderos quedarán exentos de impuestos). El hombre le permitirá para siempre jamás llevarse empanadas, habida cuenta que esa conducta reprobable estará siempre recompensada con una buena nueva.
10) Método psicoanalítico: Háblele al panadero de la cuestión de la castración paterna señalándole los genitales y (con delicadeza), de la "intensa" relación que tuvo y tiene con su madre. Aproveche el estado de miedo (por sus genitales), y de culpa y confusión (por lo de su mamá) para llevarse las empanadas y mientras se retira lentamente, dígale que la primera consulta es gratuita y deslice su tarjeta para las posteriores…
Amigo/a lector/a: si usted conoce otros métodos psicológicos para sobrevivir, envíenos su colaboración. Tenemos hambre.
Revista de psicología, Perspectivas Sistémicas.
Aclaración: no se muestra el texto íntegro.
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