lunes, 4 de junio de 2018

“EL PROCESO”: DERECHO A LA AUTONOMÍA...COMPETENTE.


Atribuyen a Pitágoras la frase “Educad a los niños y no necesitaréis castigar a los hombres”

Y yo añadiría, “más vale prevenir que lamentar, porque lo de curar no siempre es posible”

Seguramente todos estamos de acuerdo en esto, el problema está en qué entendemos por “educar”.

Observo ojiplática el sistema educativo actual. Sólo hay que pasearse por las webs de escuelas e institutos y ver la cantidad de recursos invertidos en facilitar el proceso de “crecimiento personal” de los chavales a través de múltiples actividades y comisiones que giran en torno al aprendizaje de una buena gestión emocional y social, para fomentar la autonomía individual. Es alucinante. Es tanto el material “humanizador” que hasta los nombres asignados a dichas actividades simulan un viaje interior: “la maleta” “la acogida” “surcando mares”...

Sin embargo, muchos chavales no viajan solos sino acompañados de un insistente polizón.

Surcan los mares llevando a sus madres en la maleta, acogiéndolas forzosamente. Lo llamativo es que “muchos” es mucho, lo que lo convierte en un fenómeno social, y a mi entender esa sobreimplicación materna choca de narices con las pretensiones educacionales de fomentar la autonomía personal. Lo paradójico del asunto es que, posiblemente, muchas veces sea el propio sistema educativo el que fuerza esa sobreimplicación familiar.

Hablamos de esas madres entregadas que resuelven con esmero y dedicación los deberes de sus hijos; madres que aguardan nerviosamente después de un examen del que ellas saben incluso más que el niño porque se empaparon toda la materia y hasta hicieron los resúmenes; madres que han creado entre ellas una liga competitiva sin siquiera saberlo y que discuten entre sí los enfados de sus hijos; madres que viven en carne propia andanzas que no les pertenecen; madres que viven sin dejar vivir.

A todas ellas mi consideración por su enorme tenacidad. En materia escolar reivindico su derecho a nota, merecedoras del título que cursaron sin estar matriculadas y auténticas artífices de los aprobados de sus hijos.

Lástima que la secundaria no dure infinitamente, porque llegado su fin, la criatura, ahora despojada de SU inestimable maleta (¿o muleta?) tendrá complicado seguir SU viaje a solas...Y entonces se agarrará a las faldas de SU mamá... y llorará (n) juntos.

Si idiotizamos a los niños, ¿qué esperamos que sean de adultos?


NOTA INQUIETANTE: Os preguntaréis...¿Y el padre? (yo también)


Por otro lado, entronizar al niño, es también idiotizarlo. Elevarlo a las alturas es dañarlo entregándole un poder que le viene grande. No le corresponde al menor decidir lo que a sus padres compete y sin embargo esto sucede con alarmante frecuencia.


¿Qué gran miedo acobarda a los padres hoy?

¿Nos sentimos prisioneros de nuestra propia libertad?

¿Miedo a decidir?

¿Miedo a la autonomía competente?


Que extraña forma adquiere el amor a veces...Y que dañina.


NOTA TRANQUILIZADORA: Pitágoras data del siglo VI aC, así que parece algo natural que los viejos acaben viendo con ojos críticos la educación en las generaciones venideras...


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