lunes, 8 de octubre de 2012

¡NO HUYAS COBARDE!



La cobardía nos acompaña más de lo que desearíamos. A veces, se esconde de nosotros como un mal bicho y en su empeño por ocultarse, se agarra a nuestra espalda y nos empuja a hacer cuanto tememos.

Esto me recuerda a Martín, un tipo bonachón, que rondará los cuarenta, y cuyo miedo atroz a sentirse libre lo encadenaba. Desde siempre su vida había sido una colección, no muy amplia, de parejas. Mujeres solitarias necesitadas de alguien.

Martín nunca fue feliz. Vivía su vida siguiendo las coordenadas de su pareja de turno. “Mientras no esté solo, me sentiré acompañado,” pensaba casi a diario. Una cantinela que uno se repite cuando siente la necesidad de justificar o justificarse, aunque lejos de tranquilizar, inquiete. Malvivir ni siquiera es sobrevivir, es vivir mal. Y muchos no lo llevan bien. Martín era de esos.

Así fueron pasando los años y las mujeres. Las rupturas siempre llegaban. Parejas hartas de vivir solas aunque en compañía. Compañeros de piso, que no parejas.

Pero llegó el día que Martín se cuestionó a sí mismo. Miró atrás y vio un rastro de nombres de mujer. “¿He sido yo?” Se preguntaba temiendo la respuesta. Y empezó a cuestionarse. Como todo lo que se empieza y no se sabe, se cuestionó mal: “Es que he descubierto que no sé vivir en pareja”, me dijo. Aunque lo que aún debía descubrir es que no sabía vivir solo…

Cuando se huye de uno mismo, se corre tan aprisa que se tropieza. No hay dirección ni destino.

Lo volví a ver al cabo de unos meses:

-          - Esta vez lo he hecho. YO he dado el paso. Me sentía insatisfecho en esta relación y se lo he dicho. Le he dicho lo que pensaba.
-          - Vaya un atrevimiento…¿y cómo ha ido?
-          - Pues le he dicho: “Te veo mal, insatisfecha, como si yo no te aportara lo que necesitas para sentirte bien, así que entendería que quisieras dejarlo…Y es que tú te mereces ser feliz…”
-          - O sea, pusiste en su boca lo que no te atreviste a soltar por la tuya…¡Huiste, de nuevo, por la puerta de atrás!

¡¡¡¡¡¡Cok-cok-co-Coooookkk!!!!!!!!!!!!!!!

Se oyó un cacareo en la sala. Alguien sufriendo un ataque de valentía o poniendo los huevos para darle la vuelta a la tortilla…





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