lunes, 2 de mayo de 2011

CRISIS DE PAREJA. BONITO ICEBERG


“Quiero que las cosas vuelvan a ser como antes”

Cuando oigo esta frase, pronunciada casi idénticamente por bocas diferentes, sólo se me ocurre una respuesta “No, hombre de dios, no…Puestos a cambiar, que las cosas vuelvan a ser mejores que antes, ¿no? Sino, ¿qué sentido tiene una crisis?”

Si hay que sufrir, que al menos sirva para dar un golpe de timón en una nueva dirección, más estupenda y saludable. Vamos, digo yo…


Cuando una pareja entra en crisis, normalmente la inicia uno de los dos, y el otro responde al shock inesperado (que nunca lo es), rezando y suplicando que las cosas vuelvan a ser como antes.

“Corramos un (es)tupido velo…como si esto no hubiera pasado”


Es la crisis más penosa, porque sólo uno de los miembros, el que ha explosionado, el que ha revelado lo indecible, el que por fin se ha liberado de la mordaza, el que ha decidido no seguir con la pantomima del malvivir, o del sobrevivir, decide romper el malogrado equilibrio, la comodidad incómoda. Es una lucha en solitario.

Curiosamente, quien hace el movimiento del “se acabó, ya no quiero seguir así” es a ojos de muchos, quien inicia la batalla, el malo o la mala de la película, el culpable. Aunque cabría preguntarse cuánto tiempo debió estar gestándose en los subterráneos de la relación, en la trastienda de la pareja, ese malestar, esa insatisfacción mútua. Porque como un iceberg, la crisis es sólo la punta, lo que emerge, lo que se ve. Y para que llegue a la superficie, a flote, a hacerse visible y evidente, ha sido necesario un volumen considerable de hartazgo, penúria, insatisfacción, deshonestidad, incomunicación, deslealtad, carencia, soledad y vacío. Por supuesto, invisible a ojos ajenos.


Nadie sorprende a su pareja con un “se acabó, esto no funciona”. Para llegar a este nivel se ha tenido que recorrer un laaaaaargo camino. Probablemente un camino silencioso, que se ha andado por separado, quizás a velocidades distintas y tomando algún atajo, y sobretodo evitando. Evitando hablar de las cosas que de verdad importan.

Las crisis son oportunidades de cambio. Necesarias y estupendas. Si fuera médico las recetaría a troche y moche. Aún a riesgo de que muchos no sepan apreciar lo valioso de vivirlas. Las crisis bien manejadas son excelentes antídotos para la pareja, oportunidades de decirse aquello que de verdad necesitan decirse. Pedirse aquello que de verdad necesitan pedirse, y vivirse aquello que de verdad necesita vivirse. Oportunidad fantástica para “zarandearse uno al otro” y resituarse juntos en el proyecto común que se hayan atrevido a dibujar.

Es del género tonto desperdiciar tanto sufrimiento, miedo e incertidumbre, para volver al mismo punto de partida en lugar de avanzar a nuevos horizontes.

“insert coin. Game over…”

5 comentarios:

nopor dijo...

Doy fe de ello. Cuantísima verdad en tan corto y conciso texto.
Resumen perfecto y auténtico.
Sólo se me ocurre, para terminar, una frase que aprendí cuando muchos me dicen que es imposible superarlo, o que miento...
"A MI ME HA PASADO".

Gracias por narrarlo.

Saludos y un abrazo,

Mayte Leal dijo...

Te agradezco tu aportación, sobretodo por atreverte a compartir un pedazo de tu experiencia personal. Nuevamente, gracias.

silencio dijo...

estoy muy de acuerdo con todo lo que dices, pero muchas veces la persona que dice basta, la persona que camino en silencio (también difícil de entender)ya no quiere zarandear a su pareja, a un que esa pareja merezca un zarandeo y ambos merezcan una oportunidad, la ceguera y los (es)tupidos velos tapan y enturbian muchas de las posibilidades de resituarse en el proyecto común, independientemente de sus consecuencias, solo el tiempo nos situa a donde queremos llegar, por una misma.

Unknown dijo...

Muy de acuerdo con el comentario. Puedo decir por propia experiencia que es cierto, al final del camino puedes analizar el proceso, ya que mientras este dura, no ves ventajas por ningun lado, mas bien al contrario, ves mucha oscuridad y no ves la luz al final del tunel. Despues con prespectiva, y con mas temple, puedes darte cuenta de que has salido fortalecido y has añadido algunos recursos personales adquiridos durante esos eventos vitales, en su momento tan dolorosos.
Saludos!

Mayte Leal dijo...

Gracias Loli por tu comentario. Es cierto, cuando uno está sumergido en una crisis, no sabe qué hacer...o sí, pero da mucho miedo. Siempre hay incertidumbres acerca de si se toman las mejores decisiones o no. Por eso se llama "crisis". Y, es verdad, que con el tiempo, uno ve más claro, aunque las crisis no esperan "a su debido tiempo"...Un saludo y gracias nuevamente por tu aportación.