jueves, 31 de enero de 2008

¿LEVANTAMOS MUROS O TRAZAMOS PUENTES?




Dos hermanos discutían por las lindes de sus tierras. Siempre se llevaron bien hasta ese día. Vivían en casas vecinas separadas por un río, auque eso nunca fue problema: lo atravesaban para estar juntos, compartir charla o hacerse, simplemente, compañía. Pues la vida de un granjero es dura.

Todo empezó con un inocente malentendido. Primero fue un cruce de palabras, después un rancio saludo, que más tarde se convirtió en un largo y penoso silencio. Así acabaron los dos granjeros, solos y enfadados.
Un buen día, uno de los hermanos oyó que llamaban a su puerta. Era un hombre, al parecer carpintero, por las herramientas que llevaba:

- Buen día tenga, señor. ¿Tal vez tuviera algún trabajo que yo pudiera hacer por usted?

- Déjeme pensar –respondió el granjero- ¡Sí, lo tengo! ¿Ve aquella casa al otro lado del río? Pues es de mi hermano y ¡No quiero ni verlo! De modo que necesito que construya una cerca bien alta bordeando el río, para que así no tenga que verlo más.

- Creo que entiendo la situación -respondió el carpintero- haré un trabajo que estoy seguro le gustará.

Cuando al anochecer, el granjero se acercó a ver el trabajo del carpintero, se quedó sin habla, perplejo: en lugar de una cerca, había construido un puente uniendo los dos márgenes del río.

- ¡Pero no es esto lo que hablamos! - Replicó enfurecido el granjero- ¿Cómo se ha atrevido?

Apenas hubo dicho esas palabras, vio cómo su hermano se acercaba, cruzando el puente, con paso alegre y seguro.
El granjero, aunque dudó unos segundos, se apresuró a hacer lo mismo. Y por fin, de nuevo, se encontraron.

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